Se refiere a un grupo de trastornos hemorrágicos en los
cuales la sangre tarda mucho tiempo para coagularse.
·
Hemofilia A
·
Hemofilia B
Causas:
Cuando uno sangra, el cuerpo inicia una serie de reacciones
que ayudan a coagular la sangre, lo cual se denomina cascada de la coagulación.
El proceso involucra a proteínas especiales llamadas factores de coagulación.
Cuando falta uno o más de estos factores de coagulación, generalmente hay una
posibilidad más alta de sangrado.
La hemofilia es causada por una falta de suficiente factor
VIII o IX. En la mayoría de los casos, la hemofilia se transmite de padres a
hijos (hereditaria) y afecta con mayor frecuencia a los hombres.
Síntomas:
El síntoma principal de la hemofilia es el sangrado. Los
casos leves pueden pasar inadvertidos hasta una edad posterior en la vida,
cuando ocurren durante una cirugía o a un traumatismo.
En los casos más severos, se puede presentar sangrado grave
sin una causa. El sangrado interno puede ocurrir en cualquier parte y es común
que se presente sangrado en las articulaciones.
Pruebas y exámenes:
La hemofilia se diagnostica con mayor frecuencia después de
que una persona presenta un episodio anormal de sangrado o cuando hay
antecedentes familiares conocidos de este trastorno.
Tratamiento:
El tratamiento estándar consiste en reponer el factor de
coagulación faltante a través de una vena (infusiones intravenosas).
Diagnosticar un trastorno hemorrágico es importante, de
manera que el médico pueda tener cuidados adicionales si usted necesita cirugía
y pueda evaluar o advertirle a otros miembros de la familia que podrían estar
afectados.
Muchas personas con hemofilia son capaces de llevar vidas
bastante normales. Sin embargo, algunos pacientes tienen episodios hemorrágicos
graves, con mayor frecuencia sangrado dentro de los espacios de las
articulaciones.
Un pequeño porcentaje de las personas que padecen hemofilia
puede morir a causa de un sangrado intenso.
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